Últimamente suelo decir –en broma y muy consciente de que es una exageración, de momento- que a La Joven Compañía habría que darle el Premio Princesa de Asturias, pero no el de las Artes, sino el de la Concordia por lo menos. No puedo negar que me entusiasma este proyecto y que me parece realmente importante para nuestra sociedad y para nuestros jóvenes, porque para ellos está pensado fundamentalmente. Montajes como ‘La edad de la ira’, ‘Hey boy hey girl’, ‘Punk rock’ o ahora ‘Playoff’ son Educación, con mayúsculas, sin adoctrinamientos, abierta y contemporánea, con miras a progresar en el entendimiento libre e igualitario entre seres humanos. Y sin dejar de ser teatro, de ser arte.
Y si hay una cuestión acuciante en estos momentos que apela a la libertad y a la igualdad entre humanos, es el machismo, al que hay que desterrar de una vez por todas de todos los ámbitos de la vida. Uno de los más complicados es el deporte. Mezclar fútbol, teatro y mujer es ya un desafío del que La Joven sale muy airosa en este montaje. Una historia sencilla, bien llevada, de sabor tragicómico, cargada de conflictos cotidianos, de fácil identificación para su público ideal, los chicos y chicas de entre 10 y 20 años, pongamos, el público que el teatro más necesita, porque es el que menos lo frecuenta. El segmento de población que más necesita las ficciones que les apelan directamente, que cuentan sus cosas.
‘Playoff’ no solo está bien escrita y dirigida con brío y muy buen ritmo, sino que las siete actrices nos acaban conquistando con sus personajes. Quizás peca a ratos de exceso de melodrama y tiene un puntito del timing de las ficciones estadounidenses que mezclan deporte y superación, pero es un mal menor en un conjunto que demuestra más madurez que muchas compañías y producciones “adultas”.