Entrevista: Kiti Mánver

Publicada en Revista Godot en noviembre de 2014

Las heridas del viento ha sido una de las obras más elogiadas de la pasada temporada y tenía que volver al teatro en el que nació, el Lara. Es de justicia. Tengo que reconocer, casi avergonzado, que soy uno de los pocos que todavía no la ha visto… Pronto le pondremos remedio. El montaje, escrito y dirigido por Juan Carlos Rubio, propone el encuentro entre un chico, al que da vida Daniel Muriel, y el amante de su padre, recién fallecido, que interpreta Kiti Mánver en un sobrecogedor desdoblamiento femenino/masculino que le ha hecho valedora de dos premios muy importantes: el de la Unión de Actores y el Ceres.

Ahora volvéis al Lara, pero me pregunto: con todo el éxito conseguido por esta función, ¿cómo es que sólo estáis un día a la semana en cartel?
Bueno, este espectáculo nació así, pensado para un off, porque es una producción muy modesta, pequeña para un espacio pequeño, aunque es verdad que lo estamos llevando también a sitios a la italiana, porque como ha gustado tanto… Nos gusta ese espacio… y tampoco hemos tenido otras ofertas, pero nos gusta ese espacio del Lara concretamente porque nos ha dado tantísima suerte y porque el hecho de que esté la gente tan cerca. Y que el Lara se ha convertido en un referente del Off en Madrid. Empezamos en el hall y ahora vamos a la salita nueva que han abierto abajo, que es maravillosa.

Tú que tienes una gran trayectoria a tus espaldas, ¿percibes un cambio en la forma de brindarle el teatro a la gente?
Sí, totalmente, en estos nuevos espacios la cercanía con el público ayuda a que haya gente nueva con nuevas ideas revolucionarias. Económica- mente te diré que, no nos engañemos, no sirve para nada. Sirve para otra cosa y a los que llevamos más años nos sirve para probar otras fórmulas, salirnos de lo establecido, que también está muy bien.

Y en concreto el Lara se está convirtiendo en un generador de obras de culto. Ahí están La función por hacer, Confesiones a Alá, La llamada, ahora Como si pasara un tren y, claro, Las heridas del viento
Sí, y esa forma de programar, a un día a la semana, permite que te mantengas en el tiempo, que se genere expectación, y además poder llevártela de bolos los fines de semana fuera de Madrid, porque en concreto nosotros no tenemos una gran infraestructura. Lo único que necesitas es una gran concentración, porque con la gente tan cerca, aquí no hay trampa ni cartón.

¿Cómo te condiciona como actriz en cada función la escucha del espectador, sus reacciones, sus miradas?

Es como la vida misma, respiras diferente según lo que tengas enfrente. Y me pasa con el público y con mi compañero de escena, Daniel Muriel, que como diría una canción cursi, “sin ti no soy nada”.

Hablemos de la obra, que se nos acaba la página… ¿de qué va Las heridas del viento?

Es una obra sobre el amor no correspondido por un lado, sobre cómo a una persona le cuesta amar, sobre la falta de cariño y la necesidad de amor, y sobre cómo uno reacciona en la vida de una forma un poco seca porque no has tenido el amor que todos necesitamos. a partir del encuentro entre

Ese hombre, al que tú interpretas, es Juan, un tipo que pone un escudo sarcástico entre él y la realidad…
Tiene la amargura de estar de vuelta de todo, de que las cosas en la vida no le han salido a pesar de su gran entrega, pero juega con eso de una forma un poco dia- bólica. Realmente el que tiene un escudo más gordo, en cuanto a recibir con prejuicios, es el personaje de Dani, al que le digo, acabando la función, que nadie conoce lo que pasa realmente entre dos seres que se aman.

¿Somos dueños de nuestras decisiones? Es lo que se pregunta Juan Carlos Rubio al arrancar con esta obra…

Sí, claro que lo somos, el problema gordo viene cuando nos equivocamos…

 

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