Clean city

Programa de mano para los Teatros del Canal, publicado en abril de 2019

 

Tu casa: ¿la limpias tú, un familiar o una empleada, es decir, una chica, una mujer de la limpieza? En este último caso, ¿sabes quién es esa mujer que limpia tu casa, más allá de su nombre o su lugar de procedencia? ¿Sabes realmente quién es la mujer que limpia tu casa? ¿Está contratada? ¿Tiene hijos? ¿Se paga los estudios con lo que gana en tu casa? ¿Manda el dinero a otro país? ¿Está casada? ¿Le gusta lo que hace? ¿Piensas en ella? ¿La cuidas, la estimas? ¿Sabes algo de sus sueños? ¿Sabes si limpia alguna otra casa, además de la tuya? ¿Quizás una oficina?

¿Te has parado a pensar en la palabra LIMPIAR? En Atenas, la vieja capital de la cultura europea, la cuna de la democracia, la mayoría de las empleadas domésticas son mujeres e inmigrantes, no son atenienses. Allí, en Atenas, floreció en los años 70 del pasado siglo una organización política de nada disimulada inspiración neonazi, Golden Down, Amanecer Dorado. Una de sus proclamas fundacionales fue y sigue siendo –sobre todo a partir de la última crisis que tan duro azotó al país heleno- que llegaron para limpiar las calles de Grecia. Se entiende, siendo este un partido racista y xenófobo, que de lo que se trata, para ellos, es de eliminar a los inmigrantes, a las personas sin hogar y todo aquello que, según ellos, no es puro (ahí entran desde gitanos hasta homosexuales, como sabemos).

Clean City es una producción del Teatro Nacional de Grecia, dirigida por los actuales responsables de su Escenario Experimental, Anestis Azas y Prodromos Tsinikoris, un montaje que da todo el protagonismo a las personas que realmente limpian Grecia: las empleadas domésticas. Una obra que muestra con simpatía una realidad que se sustenta sobre muchos aspectos terribles de las sociedades occidentales contemporáneas: las implicaciones históricas, políticas y filosóficas de la palabra “limpieza” como concepto normativo de la ultraderecha, las condiciones indignas de las mujeres migrantes en general y de las que trabajan como empleadas de hogar en particular y la condición social de ciudadanas de segunda que tan complicado parece superar.

En palabras de Azas y Tsinikoris, “Clean City es una forma de explicar la Grecia contemporánea desde la perspectiva de los extranjeros. Después de algunos meses de investigación entre las comunidades foráneas, nos centramos en las mujeres inmigrantes, generalmente una minoría silenciosa con una escasa o nula representación en la esfera pública. Con este trabajo quisimos subir al escenario las experiencias y la evolución de la vida de estas mujeres, de estas señoras de la limpieza. ¿Quiénes son estas mujeres a las que confiamos nuestra privacidad, que cuidan nuestra vida cotidiana y, muchas veces, se encargan de nuestros hijos o de nuestros mayores?”

¿Quiénes son? Respondamos, concretamente, sobre las cinco mujeres protagonistas de Clean City.

MABEL MATSHIDISO MOSANA

Nació en Sudáfrica, en su ciudad más poblada, Johannesburgo, en 1965, es decir, en pleno Apartheid, el sistema de segregación racial que se mantuvo en vigor hasta 1992. Es negra. Terminó estudios de diseño de moda. En febrero de 1993 se trasladó a Atenas y desde entonces trabaja allí como empleada doméstica, hace lo que en inglés se llama housekeeper, que vendría a ser como una interna, alguien que dedica todo su tiempo a lavar, cocinar, limpiar en un solo domicilio. Una criada, vamos.

FREDALYN RESURRECCION

Filipina, nacida en 1979. En la antigua colonia española de Asia, en 2003, se graduó en Arquitectura, ojo. Llegó a Grecia en el otoño de 2004 con un visado de estudiante altamente cualificada. Sin embargo, hoy trabaja, como en el caso de Mabel, interna en una casa en la que además se encarga de cuidar a una anciana.

DRITA SHEHI

Nació en 1954 en Korçë, la séptima ciudad de Albania por número de habitantes, al sudeste de este país vecino de Grecia. Estudió en la Universidad de Tirana Ciencias Políticas y Filosofía. Al acabar sus estudios, pudo trabajar como profesora en escuelas secundarias primero y más tarde como profesora universitaria especialista en Historia del Partido Comunista. Llegó a Grecia en 1993 y allí ha permanecido más de dos décadas trabajando como limpiadora en multitud de sitios. Recientemente ha vuelto a su país.

VALENTINA URSACHE

Nació en Moldavia en 1966. Desde pequeña le gustó la música y su primera etapa escolar la realizó en un Musical College. Después entró en la Universidad de Bellas Artes (donde debe estar incluida la música en Moldavia) para especializarse en dirección de coros y fonética. Es soprano. Llegó a Grecia para dar conciertos. Hoy limpia casas.

ROSITSA PANDALIEVA

Búlgara, nacida en 1959 en Pazardzhik, una ciudad situada 109 kilómetros al sur de la capital, Sofía. Estudió para ser profesora de guardería, de jardín de infancia y, antes de irse a Grecia, trabajó como vendedora de seguros. En 2002 llega a Atenas, sin papales, con la esperanza de una vida mejor. Desde hace 8 años trabaja como empleada de limpieza en el Centro Cultural Onassis.

Y ahora, rebobinemos hasta el tercer párrafo de este programa de mano, donde he escrito: una obra que muestra con simpatía una realidad que se sustenta sobre muchos aspectos terribles de las sociedades occidentales contemporáneas. ¿Con simpatía? Pues sí. Y eso tiene que ver con que los responsables del montaje han huido de la victimización y han querido otorgar a esas mujeres el valor de sujetos que contribuyen decisivamente al cambio de nuestras sociedades. Más que describir con pena o con ira su situación, han recreado su mundo, con más luces que sombras. De lo que se trata, al final, es de acercar la lupa y ver qué historias se esconden detrás de los hechos biográficos que conforman la vida de estas mujeres y en qué puntos esos relatos personales se cruzan con el tumulto de la historia mundial.

Evidentemente, lo que aflora en el escenario es reflejo de otros sustratos más profundos. A partir de la investigación en los trabajos de limpieza, que son un símbolo perversamente perfecto de la clase trabajadora, Azas y Tsinikoris quieren también arrojar luz sobre los cambios radicales que se han producido en las leyes laborales griegas en estos últimos años tan duros y cómo esos cambios han terminado impactando, como misiles, en la línea de flotación de las familias más o menos humildes.

Por todo esto, Clean City, lejos de ser una pieza dramática, combina la denuncia y el humor. Las cinco mujeres bailan y cantan sin dejar de hablar de los problemas que se encuentran a diario con los servicios sociales, con la policía, con la crianza de sus hijos o con la necesidad de algo tan básico como la electricidad. Cantan y bailan, compartiendo episodios de sus vidas al tiempo que nos enseñan cómo la emigración ayudó a la emancipación de las mujeres griegas. Más que una tragedia, es una historia luminosa de cinco mujeres fuertes que, como dice Anestis Azas, “luchan contra lo que sucede y dicen lo que piensan”. En esa libertad reside su poder.

Clean City se estrenó en el Onassis Stegi de la Fundación Onassis de Atenas en febrero de 2016. Desde entonces no ha dejado de girar por toda Europa y de cosechar críticas elogiosas. En Alemania, por ejemplo, se dijo que la obra no cae para nada en esa explotación gratuita del sufrimiento que a veces sucede en los escenarios cuando se retrata la miseria humana y alababan el empoderamiento de esas mujeres: “al final, cuando bailan Zeibekiko, que tradicionalmente está reservada a los hombres griegos, se convierte en un símbolo de emancipación: esas mujeres florecen porque por fin reciben atención y respeto y su dignidad les es reparada”, se escribió en el digital berlinés www.taz.de

En Francia, por otro lado, el crítico Fabienne Pascaud fue tajante: lejos de rubricar la muerte del teatro político, dijo después de ver Clean City que “el escenario sigue siendo el mejor foro para pensarlo todo y para inventarlo todo con vivacidad. El sentido cómico y juguetón de estas mujeres con plumero y escoba es su mejor arma de resistencia, mucho más efectivo que cualquier lamento moral. La risa te hace vivir mejor que las lágrimas”.

Sin duda, es una pieza que en España vamos a entender muy bien y a sentir muy honda, porque entre Grecia y España siempre ha habido una gran identificación en muchos sentidos: países asomados al mar por casi todas sus caras; países de esplendor histórico y artístico perdido que legó un patrimonio inconmensurable para mayor gloria del negocio turístico; países de buen vivir, de buen comer, apuñalados en su corazón por las dictaduras militares de mediados del siglo XX; países hermosamente caóticos, arrinconados por la Troika en los peores momentos de la penúltima crisis que reorganiza el capitalismo.

Anestis Azas, de Tesalónica, 41 años, y Prodromos Tsinikoris, nacido en 1981 en Wuppertal, Alemania, hijo de inmigrantes griegos, nos traen un retrato humano muy reconocible aquí, nos hacen un regalo, de PIGS a PIGS (los medios financieros anglosajones llamaban peyorativamente así a los cuatro países del sur de Europa que peor parados salieron de la crisis: Portugal, Italia, Grecia y España). En España –bueno es saberlo- hay casi 620.000 “mujeres de la limpieza”. Hay muchas españolas, muchas latinoamericanas y muchas del este de Europa. Casi ninguna tiene posibilidad de obtener prestaciones por desempleo porque casi todas trabajan sin contrato, no se les puede aplicar la ley de riesgos laborales y se les puede despedir sin preavisos y sin indemnizaciones. No necesitas mandarlas a la mierda, porque ya lo están. Pero aun así, se levantan cada día con más o menos alegría y limpian España y Grecia. Limpian tu casa. Tu casa. ¿Quién limpia tu casa? ¿Sabes realmente quién es esa mujer que limpia tu casa?

 

Clean City