Future lovers

Programa de mano para los Teatros del Canal, publicado en junio de 2018

 

8 de noviembre de 2018. 19.30h.

En un bar de la calle Atocha de Madrid se reúnen los seis intérpretes de Future Lovers (Sara, 17 años; Itziar, 24 años; Gonzalo, 17 años; Siro, 17 años; Egozkue, 19 años; y Pablo, 18 años) con dos de los miembros de la compañía La Tristura, Celso y Violeta, y un periodista especializado en teatro, Álvaro. Han quedado para hablar sobre esta obra porque Álvaro debe escribir el texto del programa de mano para su reestreno en los Teatros del Canal.

 

Celso y Violeta ya conocen de antes a Siro y a Gonzalo, dos de los –entonces- niños que protagonizaron su pieza Materia prima (2011). Un año antes de estrenar Future lovers (Teatros del Canal, abril de 2018) hicieron un laboratorio donde conocieron a Sara, Itziar y Pablo. Egozkue llegó el último a este grupo.

ALVARO: Han pasado unos meses desde que la obra se estrenó en Madrid. La habéis hecho dos veces más, en Galicia y Valladolid. ¿Qué sensaciones tenéis ante la vuelta a los Teatros del Canal?

EGOZCUE: Yo ahora la siento mucho más mía, poco a poco puedo hacer que sea más propia, porque ya tengo más control sobre lo que sucede. En el estreno estás a mil cosas, estás nervioso, pensando si va a gustar o no. Ahora se ve desde otro lado.

ITZIAR: Las escenas y los textos surgieron de improvisaciones, de cosas que nos preguntaban Celso y Violeta. Yo lo he sentido todo bastante propio desde el principio, pero ha sido una sensación bastante… cómo decirlo… compleja. Es raro estar en el escenario siendo tú misma aunque no seas tú misma compartiendo algo que es tuyo. Te sientes por una parte vulnerable, pero es divertido también.

Future lovers es una invitación a mirar a seis jóvenes nacidos en torno al año 2000, mirarles y escuchar cómo hablan de sí mismos y del mundo en el que viven. Están solos y juntos, una noche de verano, a las afueras de una gran ciudad. Quizás sea una noche iniciática, una noche frontera. Beben, bailan, hablan y se besan en una burbuja espacio-temporal que, observada desde fuera, nos obliga a mirarnos a nosotros mismos con esa edad, con esos sueños. ¿Quiénes éramos? ¿Dónde estábamos? ¿Qué somos después de todo?

ÁLVARO: ¿Se parece a algo esa sensación? ¿Encontráis algún paralelismo en la vida donde se experimente por igual la vulnerabilidad y la diversión?

SARA: Yo solo lo he encontrado aquí, haciendo esto, esta obra. Nunca había sentido nada parecido, esto de que estoy haciendo algo que medio soy yo, porque soy yo, Sara, pero no soy yo. Hay algo ahí que no… No son los textos, es más en general, más en los bailes, la sensación de que estoy con estos cinco dando algo, una parte de mí. No tengo tanto la sensación de que soy yo la que está en el escenario por lo que voy a decir, sino por lo que vais a ver.

GONZALO: Es que es muy raro. Para mí, que ya lo había vivido en Materia prima, ha sido como cuando vuelves a soñar con algo que soñaste y que te encantó. Lo estás viviendo y de pronto no sabes que es ficción.

SIRO: Es algo que habías sentido sin ser muy consciente porque eras un niño, pero que sabes que estaba guay, ¿no?

ÁLVARO: ¿Habéis pensado mucho a partir de esta experiencia en esa tensión que existe entre realidad y ficción?

SARA: Yo no me lo he planteado mucho, la verdad. Hay gente a la que le llama mucho la atención, sobre todo si no ha visto mucho teatro: ¿sois vosotros o no? ¿Lo que hacéis ahí es como en la calle?

VIOLETA: Es que tú, Sara, tienes una facilidad enorme para ser muchas cosas a la vez, por edad y por carácter. Eres muy desprendida, que no es bueno ni malo, pero algo puede estar muy cerca de ti y al momento estar lejos. No tienes un súper apego a nada.

CELSO: Para mí esto tiene que ver también con la mirada del público, con la mirada del otro, del que quiere entender. Hay gente que ha visto más cosas de La Tristura y esto ya no les llama la atención, forma parte de una narrativa contemporánea que usamos nosotros y otra mucha gente. Las canciones, sin ir más lejos, que están hablando en primera persona y no tiene por qué ser algo confesional o biográfico. Todo esto es muy siglo XXI. Pero hay gente más joven o no tan familiarizada con esa narrativa que todavía ve esto como una declaración de intenciones o un gesto poético muy grande, y también es interesante esa mirada.

ÁLVARO: ¿Cómo es habitar esa burbuja que creáis en el escenario?

ITZIAR: Lo que pasa es que, aunque esto es una ficción escrita por La Tristura, tú estás reaccionando a lo que te pasa en escena desde ti. Y a mí me pasan cosas realmente. Hay un público, obvio, y estamos en un escenario, pero lo vives de verdad.

SARA: Yo cuando entro a hacer mi monólogo, con el que empieza la obra, soy híper consciente de que tengo a la gente delante, porque la veo. Pero en el momento en el que se apaga la luz y entran mis compañeros, el público deja de estar, literalmente se me olvida que hay un público.

EGOZKUE: Yo no me olvido en ningún momento de que hay público, pero lo disfruto mucho, no lo vivo como algo malo, lo vivo como una cosa valiente por mi parte y por todos, porque compartimos algo que nos pertenece.

CELSO: Entre los seis hay mucha diferencia. No puedes decir solo “son adolescentes en escena”. Efectivamente Egozkue no se olvida nunca de que hay un público, y yo lo veo, y eso tiene un tipo de belleza diferente a la de Gonzalo, por ejemplo, que igual tampoco se olvida, pero su burbuja es más gruesa. No hay una sola forma de jugarlo, igual que no hay una sola forma de ser adolescente.

ÁLVARO: ¿Qué os parece el título? ¿Representáis el futuro? ¿Os sentís como portadores de lo que será el mundo del mañana?

EGOZKUE: Yo prefiero no sentirme así, sinceramente, porque es demasiada responsabilidad. A parte de eso, no somos para nada el prototipo de la juventud, ni estamos fuera ni estamos dentro. En todo caso somos un retrato de la juventud que dice que no se puede estereotipar a la juventud.

GONZALO: Igual no es la mejor forma de pensar, no sé, pero yo creo que el futuro ya vendrá. Nosotros somos ahora. Future lovers es ahora y ahora es todo, ahora es luego, ahora es la función que hagamos mañana y la que hagamos dentro de un mes, porque cada función es un presente y yo me considero parte del presente, sin responsabilidad alguna sobre el futuro. O siento responsabilidad frente a mí, pero no frente a lo demás.

CELSO: Hubo un momento en mitad del proceso creativo que apunté: Future lovers, título viejuno. Quizás sí, tendría que ser Present lovers, pero la pieza también juega con eso. De hecho, empieza con ese truco dramatúrgico de que estamos en un futuro, dentro de unos 60 años, para poder mirar nuestro presente pensando en cómo fue, para que todo el mundo se plantee cómo era entonces; te intenta poner, como público, en la tesitura sensible de que tú has estado ya ahí, dando un poco por hecho que la media del patio de butacas no va a ser de 17 años, sino de 40.

VIOLETA: Lo que es flipante es ver cómo la sociedad actual está intentando alcanzar según qué cosas en relación al lenguaje, a la sexualidad, etc., y en ellos se ve que todo eso está ya absolutamente integrado, no se lo están cuestionando todo el rato, está superado. Y como está interiorizado, lo importante para ellos no es ya eso, es otra cosa, que a lo mejor está todavía por definir.

CELSO: Nosotros siempre hemos intentado en La Tristura, instintivamente, no teóricamente, conectar los tiempos y las edades. Si yo estoy con ellos ahora y nos fundimos un poco, toda la inteligencia que tienen adquirida, las inquietudes, las luchas, las puedo sentir igual que ellos podrán tener algo de lo que yo he aprendido a lo largo de estos años. Para mí eso es muy bonito, es bastante la vida: no tener nunca una edad, solo una edad.

ÁLVARO: ¿Qué significa para vosotros tener 17 o 18 años?

SIRO: Es una edad límite, como que dentro de poco empieza la edad adulta o algo así. Es una línea que sé que voy a pasar, que me lleva a otro sitio que todavía no sé muy bien lo que es, si queda un año o cinco. Y es todo el rato querer aprovechar el tiempo que quede antes de cruzar esa línea. Tengo la sensación de que se acaba algo.

EGOZKUE: Sí, yo también tengo esa sensación de que hay algo que se va a acabar para siempre, pero lo vivo como un momento de expansión, de afianzar mi felicidad. Es un momento precioso de la vida.

SARA: Yo nunca he querido seguir cumpliendo años y sé que lo que viene es la hostia, pero joder, es que tener 17 años también es la hostia, estamos de puta madre, y cuando peña de veintipico viene y te dice: pues te queda lo mejor… ¡seguro! Lo que viene va a estar muy bien, pero es que lo de ahora también está muy bien, y como voy a seguir cumpliendo años, pues genial, porque va a estar bien todo el rato. La putada es que a los jóvenes nos gusta ser jóvenes y es una putada porque eso solo le pasa a los jóvenes.

GONZALO: Yo tengo la sensación de que vienen cosas, y vienen con calma. Lo decimos en la función, no voy a volver a ser tan joven nunca, y ahora que estoy a punto de cumplir 18… no voy a volver a tener 17 y ya me está dando miedo pensar en los 18, imagínate cuando tenga más.

PABLO: A mí me parecía súper guay cumplir años cuando era más pequeño, más niño, me encantaba. Y cuando cumplí 18 caí en la cuenta de lo importante que es ser joven, disfrutar estos años en los que estás bastante protegido. De pronto cumples 18 y te quitan los ruedines y tienes que aprender a montar solo en bicicleta, si no te caes.

ITZIAR: Mis 17 fueron increíbles y recuerdo pensar que fue el mejor año de mi vida. Pero tengo lo justo de nostálgica y me llama más lo que está por venir que lo que dejas atrás.

ÁLVARO: ¿Sentís que tenéis poder, algún tipo de poder, a esta edad?

EGOZKUE: Te diría que sí desde mi lado idealista, pero te digo que no porque estamos muy determinados por las circunstancias, por dónde nacemos, quiénes son nuestros padres… Para mí, donde más poder siento es en el escenario, poder y control sobre lo que está sucediendo, pero fuera de ahí, estamos condicionados por mil cosas.

SIRO: Sientes empoderamiento, pero en esta edad, en el momento que te empoderas, o que tomas decisiones por ti mismo, cualquiera que sea mayor que tú tiene potestad sobre esa decisión. Tenemos poder pero estamos limitados.

SARA: Tenemos poder pero no lo utilizamos, no porque no queramos. Se supone que no tenemos la edad de tener ese poder que sí tenemos y no lo utilizamos justo por el miedo a que nos corten las alas, porque lo hemos visto muchas veces. Tenemos poder en conjunto, toda la juventud, no en plan individual.

PABLO: A los jóvenes, hasta que tu dni no dice que tienes 18 años, se les pasa por encima y no se les hace ningún tipo de caso, lo vemos a diario en los lugares que frecuentamos, no se nos da voz.

ÁLVARO: Pues os digo una cosa: vuestra voz va a ser absolutamente preponderante en el programa de mano de Future lovers.