Timeloss

Programa de mano para Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, publicado en marzo de 2022

 

TIMELOSS. Amir Reza

 

Timeloss es la primera de las tres obras que componen la Trilogía del tiempo de Amir Reza (Shiraz, 1978), autor y director iraní que visita Madrid por vez primera con su compañía Mehr Theatre Group. Después de esta pieza de 2013 llegaron Hearing en 2015 y Summerless en 2018. Pero el origen profundo de Timeloss hay que buscarlo todavía más atrás, en otro texto de Reza titulado Dance on glasses, que fue el que le abrió las puertas del mundo y de los festivales teatrales de mayor prestigio. Nunca ha estado en España, pero el teatro de Reza ha visitado asiduamente Francia, Italia, Portugal, Suiza, Bélgica y, sobre todo, Alemania. Y fue a raíz de aquella pieza de 2001 hecha apenas con 50 euros como todo presupuesto de producción. En aquel tiempo, en Teherán, la capital iraní, se vivía una efervescencia inaudita de espacios teatrales independientes, más cantidad que calidad, todo hay que decirlo, pero en medio del carbón, un diamante empezó a brillar. Ese diamante se llamaba Amir Reza.

Dance on glasses era una historia netamente iraní, pero con el tiempo se reveló como una batalla universal, por su contenido (un hombre y una mujer tratando de entenderse cuando habían roto como pareja), como por su continente, pese a que la estética del montaje venía absolutamente condicionada por la precariedad, que terminó por revelarse como símbolo inequívoco de una humanidad paralizada ante el devenir de la Historia. Como no tenía dinero ni medios técnicos, la puesta en escena se resolvió con una mesa, dos sillas y cuatro focos, literalmente. Si los actores se movían, se salían de la luz. Así que no se movieron. “Cuando la obra empezó a ir de gira -rememora Amir Reza-, pensé que tal vez habría que justificar de antemano esta inercia ante el público extranjero. Temía que empezaran a preguntarse por qué los dos personajes no se acercaban el uno al otro a lo largo de la obra. Para mí era evidente. Menos de un año antes de poner en escena la obra, me había encontrado en una situación similar cuando me separé de una chica a la que amaba. Me había hundido en mi sillón hasta el punto de ser incapaz de levantarme y bajar la música para poder escuchar su voz y responder a sus preguntas. Pero cuando ensayamos la obra, dudé de si otras personas habían tenido experiencias comparables y si entenderían que, aunque seas joven y tengas buena salud, a veces puedes encontrarte completamente paralizado e incapaz de levantarte. La gira de Dance on glasses por todo el mundo demostró que, por suerte o por desgracia, la gente de todo el mundo conoce esta experiencia”.

La última representación de Dance on glasses tuvo lugar en 2006. Desde entonces, el equipo se dispersó y apenas se volvieron a ver. Amir Reza hizo otras muchas obras, pero siempre había alguien que le recordaba aquella. En 2012, mientras ordenaba su habitación, Reza se encuentra con el folleto del Kunsten Festival belga y algo en su interior se remueve hasta el punto de plantearse volver sobre aquella historia. Y ahí nace Timeloss, imaginando a los personajes de Dance on glasses 12 años después. Los antiguos amantes son ahora más viejos y se enfrentan esta vez en dos mesas separadas, ajenos a un amor que, no obstante, no logran olvidar. Y siguen sin poder levantarse. El propio Amir Reza no es ya aquel joven airado. “Para estar enfadado -reconocía el autor en 2014- hay que tener fe en algo, en un camino, en una verdad, y además tener la fuerza de luchar para llegar a ella. Reconozco que hoy no tengo nada de eso. Ni mis certezas del pasado ni la fuerza para luchar. Los periodistas y críticos occidentales querrían que hablara de las ejecuciones, de la prohibición de la homosexualidad y del velo obligatorio para convertirme en un testigo vivo de los acontecimientos que relatan sus medios de comunicación cada día. Por su parte, a mi pueblo le gustaría que fuera un embajador, que presentara una imagen diferente a la que transmiten los medios de comunicación de Irán, que hablara de las alegrías, de la despreocupación, que presentara una cara pacífica y agradable a quienes sólo se les ha mostrado como representantes del eje del mal o como víctimas. Mi libertad no está tan limitada por la Oficina de Control y Evaluación (la censura iraní) como por estas expectativas y juicios que me alejan”.

Timeloss es una obra que no ofrece respuesta alguna, porque su autor ha declinado esa demanda, la ha dejado en manos de los políticos, que, cree él, son quienes tienen que proporcionar las soluciones. El teatro de Reza sigue siendo el de la incapacidad de los hombres y las mujeres para levantarse. Con un estilo que mantiene siempre la vivencia como espectador al borde de colmar el vaso de la emoción, con una especial pericia para el diálogo y la alusión, Timeloss se erige como una obra sobre la negación de sí, donde el hombre joven de Dance on glasses que al menos se levantaba al final una sola vez con la esperanza de retener a la mujer que lo estaba dejando para siempre, ahora es un tipo que, con todo perdido, se queda donde está, mirando. Timeloss trata del pasado, de rechazar el pasado, de cómo se mira el pasado para dejarlo definitivamente atrás. Y hete aquí que hoy nuestro mundo está empachado de pasado, adormecido por las nostalgias patrocinadas y sin posibilidad de imaginar un futuro que no sea abismal. El pasado como mina de extracción de eslóganes publicitarios. El pasado como relato reescrito continuamente. El pasado sin memoria. Lavados de cara y ocultamiento de pruebas incriminatorias. Presente de red social que se desvanece como un tuit en un timeline. Inmovilidad en un ciclón que se autoconsume en su fuerza centrípeta.