Crítica: El Jurado

Publicada en Time Out Madrid el 21 de abril de 2016
Vista en Naves Matadero
Autor: Luis Felipe Blasco Vilches
Director: Andrés Lima
Intérpretes: Víctor Clavijo, Pepón Nieto, Isabel Ordaz, Canco Rodríguez, Luz Valdenebro, Josean Bengoetxea, Cuca Escribano, Usun Yoon y Eduardo Velasco

Cuando tienes la sensación de que una función empieza realmente en el minuto 45, algo está pasando. En un partido de cualquier deporte en equipo, puede haber una primera fase de tanteo, de conocimiento del rival, de búsqueda de puntos flacos, de desarrollo y asentamiento de estrategias de ataque. El espectador habrá de vivir con intensidad creciente el avance, porque es evidente que tarde o temprano, como dice el tópico, se desatarán las hostilidades.

Pero imaginemos que, en un partido de fútbol, las jugadas se interrumpen cada 5 minutos y los jugadores se van a una esquina a hablar de sus cosas, con el fin de dar información a los espectadores para que entiendan lo que vendrá después. Algo así sucede en esta función, y esta dinámica, más que aportar dificulta, porque producirá extrañeza primero, ansiedad después, un poco de cabreo y finalmente desconexión.

Esta obra, ‘El jurado’, no oculta su deuda estructural con el clásico contemporáneo de Reginald Rose ‘Doce hombres sin piedad’, pero tampoco se ha explotado publicitariamente. Se trataba de trasladar aquella dinámica dramática perfecta a un caso de la actual España de la corrupción, en el que se juzga la culpabilidad o no culpabilidad de un presidente autonómico procesado por cohecho. De partida, la idea y su exposición en el texto es atractiva y está bien solventada, pero en su traslación al escenario, bajo dirección de Andrés Lima, los personajes aparecen más tópicos de lo que parecen ser, trazados a brocha gorda hasta parecer estereotipos, dirigidos y actuados bien, pero por encima.

Todo el dispositivo escénico, con el escenario giratorio, el espléndido trabajo de luces de Valentín Álvarez, la música de Jesús Durán, tan atmosférica que dota a la pieza de gran personalidad, es un envoltorio genial para una obra que, sobre el papel, promete más de lo que da. Aunque también es justo decir que, en la segunda parte, el partido remonta y alcanza cotas de gran intensidad y coraje actoral, sobre todo en el caso de Víctor Clavijo o Pepón Nieto. Pero es de estos días que sales del estadio con la impresión de haber visto un buen encuentro que se ha resuelto en la última media hora con un 0-1.